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miércoles, 8 de mayo de 2013

Capitulo 8


La reconocí al instante, el coche paró en seco y todos nos bajamos corriendo. Los chicos querían ir a hablar con ella, interrogarla un poco y reírse de mi, pero pude convencerles de que no lo hicieran a cambio de unas cuantas cervezas.
Fui solo a por ella, estaba sentada en la puerta de la cafetería jugando con el móvil, se sorprendió mucho la verme, parecía que no le gustaba que estuviera allí, estaba tensa y distante.Estaba rara y no paraba de mirar por todo el campus como si estuviera buscando algo o a alguien y me estaba poniendo nervioso. No entendía la actitud de Moka.
Entonces se levantó y se fue corriendo tras un hombre trajeado, parecía un profesor. Yo me quedé en frente de la cafetería mirando sin saber que hacer, buscando el apoyo de mis amigos que seguía apoyados en el coche hasta que vi que me hacían señas muy raras, preocupados.
Entonces volví a buscar a Moka con la mirada, estaba agarrada por dos hombres, mientras se intentaba soltar, no sabía que hacer hasta que vi como le arrancaban la maleta y se le llamaban a rastras hasta un coche  ahí supe que tenía que ir tras ella.
-¡LUTE! ¡LUTE!- Moka me gritaba y yo me sentía impotente
Salí corriendo como si se me fuera le vida en ello, Abel, Adri y Andrés me siguieron, pero no nos dio tiempo de detenerlo. Y ahí estábamos los cuatro, viendo como aquel Land Rover se llevaba a Moka a toda velocidad y sin hacer nada.
Le arranqué las llaves de la mano a Andrés y volví corriendo al coche. Todos vinieron detrás mía y me frenaron cuando estaba a punto de sentarme en el asiento del conductor.
-Escúchame. Llama a la policía. Esto no es una peli de Hollywood. No puedes salir corriendo detrás de ella e iniciar una persecución.- Adri intentaba relajarme peroyo estaba histérico.
Saqué el móvil para llamar a la policía pero me empezó a sonar, no tenía el número guardado pero me sonaba de algo.
-¿Si?
-Lute, escúchame bien ¿vale?- Era Moka, tenía la respiración tan acelerada como yo, aunque se no se le notaba con tanto miedo.
-¿Moka? ¿Estás bien? ¿Qué coño a pasado?- Puse el móvil en altavoz a petición de mis amigos, estábamos todos nerviosos.
-Lute cállate, joder. Escucha. Como se te ocurra llamar a la policía en cuanto salga de aquí te juro que soy yo la que te mata ¿queda claro?
- ¿Y si te pasa algo? ¡Cómo no voy a llamar a la policía!- Me estaba estresando.
-¡Que te calmes, joder! ¡Escúchala!- Abel puso calma
-¿Quién está contigo?
-Son mis compañeros de piso, tranquila.
-Vale, escúchame bien. Como no hagas lo que te voy a decir antes de que estos hombres puedan matarme a mi, te mataré yo.- ¿Matarla? Sabía que Moka podía estar en peligro pero ¿tanto?- ¿Recuerdas que antes de he mencionado un tal Cook?
-Sí. – Mi voz temblaba.
-Bien pues tú solo- hizo hincapié en el "Tú solo"- ve a buscarlo al “Dimensionssi no te dejan entrar di que vienes de parte de Moka y que tienes que hablar con Cook, con Max o con Danny. Me da igual con quien te lleven si acabas hablando con Cook, cuando estés con él dile que cancele el plan que coja todo y se pire. – Lo último lo dijo gritando y muy rápido, parecía que le estaban quitando el móvil, se oyó un golpe seguido de un grito y Moka ya no habló más.
-¿Moka? ¡¿MOKA?! –Comencé a chillarle a móvil
-Moka no está y ahora te voy a dar las verdaderas instrucciones, como se te ocurra hacer lo que ella te ha dicho y no yo te voy a decir ahora espero que hayas disfrutado de la morena porque no la vas a volver a ver. ¿De acuerdo?
-Sí. –No, no estaba de nada de acuerdo con nada de lo que estaba pasando, estaba nervioso, impotente y acojonado.
-Buen chico. Ve a buscar a Cook pero dile que ni se le ocurra llevar a cabo ningún plan, que nos devuelva lo nuestro y nosotros le devolveremos lo que es suyo, como desaparezca un solo gramo Moka desaparecerá entera aunque poquito a poco. ¿Queda claro?
-Sí –De nuevo, no, pero estaba en shock, no sabía que decir.
-¡Nooo! ¡Lute! ¡Dile que se vaya! –Escuché a Moka de fondo, luego de nuevo un golpe, un quejido y nada.
-Mañana a las seis de la mañana en el campus.- Colgó.
Mis amigos se quedaron mirándome, yo me quedé mirando el móvil, quito sin decir  ni hacer nada, bueno, ninguno decía ni hacía nada, no sabía como reaccionar, no asumía lo que acababa de pasar. ¿Qué debía de hacer? ¿Y si me metía yo también en líos? ¿Y si la mataban?
Levanté la cabeza  y miré al resto, todos tenían la misma cara de idiota que yo, todos esperábamos que alguien dijera algo.
-¿Alguien sabe dónde está el Dimensions? –Preguntó Adri de repente.
-¿Estás pensando ir? – Abel se quedó mirándolo bastante sorprendido, como todos.
- ¿Por qué no?
-Tío, no sabes que está pasando, no sabes en el lío que se ha metido o quienes son estos notas, no tienes ni idea si puedes acabar tú igual o peor que la tía esta, que resulto bien peligrosa, además, dijo gramos, gra-mos, ¿a que te suena? Porque a mi me suena a drogas y los líos de drogas son demasiados jodidos. ¿Vas a correr el riesgo por una que ni si quiera conoces? – Abel y Adri empezaron a discutir, yo estaba callado, no entendía por qué Adri quería ir ni por qué Abel se había puesto así. En realidad no entendía nada
Andrés los ignoraba y me miraba esperando que diera mi opinión o simplemente que dijera algo.
-Dame las llaves – Le estiré la mano a Andrés. Abel y Adri pararon de discutir y me miraron, Adri miraba sonriente y Abel serio. Andrés no tenía expresión solo sacó las llaves y me las dio.
-¡VAMOS! ¡NOS VAMOS AL DIMENSIONS! ¡A SALVAR A LA PRINCESA DE LA DROGA! –Adri gritó eufórico, pegó hasta un salto y puso la mano para que alguien chocara, pero ninguno lo hicimos.
Abel seguía esperando intrigado.
-Nos vamos a casa, a la mierda las clases de hoy.
-Menos mal, pensaba que habías perdido el juicio, ninguna tía folla tan bien como para arriesgar tu vida por solo una noche.
-¿A casa? ¿En serio? ¿Vas a dejar que esos hombres le hagan de todo a tu querida chica?- Yo andaba hacia el coche mientras Abel me felicitaba por mi decisión y Adri intentaba convencerme de lo contrario.- Lute, tío, esa chica te ha llamado entre todos sus contactos a ti para que le ayudes y tú vas a abandonarla.-Esa chica me ha elegido entre todos sus contactos para que acabe con una paliza o en la cárcel. No la conozco, solo son dos días. – Me monté en el coche y cerré la puerta de un portazo, el resto se montó inmediatamente.
-Perfecto Lute, en la próxima taza de Marvel que te regalen tus padres tu cara aparecerá entre todos.
-Adri, esto no es una puta película de acción ¿vale? No es un comic de Marvel, entérate tío, es algo más, cómo decirlo, serio. Ten dos deos de frente, por favor. Si tanto quieres ir a que te peguen un tiro o algo píllate un maldito taxi y ver a buscar a ese tal Cook, Cute o como coño se llame. – Arranqué el coche, nadie más dijo nada. Nos fuimos a casa

jueves, 11 de abril de 2013

Capitulo 7


Era Lunes por la mañana, me desperté medio deshidratada por la gran cantidad de alcohol que había en mi cuerpo de toda la noche bebiendo. Cook ya no estaba en la cama.  Me levanté y me puse la camiseta que él llevaba anoche, me quedaba muy grande y me tapaba lo suficiente, me encantaba vestirme con su ropa al despertarme.

No sabía si darme primero una ducha o ir al salón a buscarle, me decanté por el salón en cuanto escuché a Danny y Max jugando a la Play.

-Buenos días.

-¡Hey!- Dijeron Danny y Max al unisono sin quitarle la vista a la pantalla.

-Hola nena.-  Cook me cogió por la cintura y me dio un beso, por la mañana sus besos siempre sabían a café, da igual la hora que fuera.- Podías ponerte algo que no estamos solos, parece que te gusta enseñar.

-No me había dado cuenta de Danny y Max, voy a por unos pantalones.- Sí me había dado cuenta pero no pensé que le molestaría, se me olvida que él me prefiere sólo para él.

Me puse unos pantalones cortos del cajón y volví con los chicos.

Me senté en el sillón encima de Cook, en la mesa se mezclaba los desayunos con la droga.

-¿Qué es?- No era normal ver tantas bolsas tan temprano.

-La nueva mercancía, estamos probándola, tienes que entregarla hoy. ¿Quieres?-Max me pasó el espejo con un par de rayas preparadas. Pero Cook lo cogió antes que yo y lo colocó de nuevo en la mesa.

-Primero come algo.- Me molestaba que hiciera eso, pero me gustaba que me cuidara tanto.

Fui a la cocina y me preparé una tazón de cereales y un té. Le hice también un café a los chicos, hoy iban a tener un día duro, demasiadas entregas y la policía demasiado cerca. No quería mostrarlo, pero esta situación me ponía nerviosa.

Cuando terminé de desayunar por fin pude probar la nueva cocaína que nos había traído de México. Era la primera vez que teníamos trato con narcotraficantes de allí, pero parecía buena.

-¿Te gusta?- Me preguntó nada más terminar de esnifar su parte.

-Sí, se nota el cambio, es más pura que la que vendíamos antes.

-Me gusta cuando te pones a hablar como una entendida.- Rodeó mi cuello con sus manos, echando mi pelo
hacia atrás y me beso con suavidad. Mis ojos se cerraron instantáneamente para disfrutar de él.

-Voy a ducharme.- Dije mientras nos separábamos aún con los ojos cerrados.

Fui al cuarto de baño, la ducha me despejó por completo, el agua caliente sobre mi espalda era lo que más me gustaba . Hoy tenía que ir al campus de la universidad a entregar todas las bolsas de coca mejicana que había sobre la mesa del comedor, las entregas me ponían nerviosa cuando eran en público, por eso siempre me daba largos baños antes.

Salí más relajada, me envolví en la toalla y fui al cuarto. No sabía como vestirme

-Cook, ¡Cook!- Lo llamé un par de veces para que me ayudara.

-No me grites, te lo he dicho mil veces. ¿Qué quieres?- Vino algo cabreado.

-Necesito que me ayudes ¿Qué me pongo? ¿Cómo van las chavalas a la universidad? ¿Le habéis dicho al cliente que iba a ir con algo en especial?- Los nervios volvían a mi.

-Ni vestirte para salir sola sabes ya. Ve normal, vaqueros, camiseta, no hay mucha complicación. Pareces idiota.- Sacó unos pitillos y una camiseta de manga corta del armario y me la lanzó- Y date prisa, vas tarde.

Me senté un segundo en la cama, debería de estar acostumbrada a sus cambios de humos pero aún me costaba un poco.

Rápidamente me vestí, me puse unas bambas a juego con la camiseta, era blanca con espirales rosas, al igual que los zapatos. Pinté mis ojos con abundante sombra, como siempre, cogí una maleta de instituto negra y fui a guardar las cosas.

Metí todo en la maleta, Danny me dio un archivador para que lo llevara en la mano y diera más el pego y me dijeron el sitio, la hora y como era el chico con el que me iba a encontrar.

Estaba dispuesta a salir de casa e ir a la facultad, me despedí de los chicos y le di un beso a Cook, el cual me paró cuando estaba a punto de irme.

-Nena, ponte la bufanda, no se te olvide anda.-  Me acercó la bufanda, sonrió y me dió otro beso.

Yo me la puse pero antes me quedé tocando mi cuello desnudo, era raro, no recordaba que las cicatrices se notaran tanto.

Cogí la moto de Max y conduje hasta la universidad, allí me esperaría Jairo. Por lo que me habían contado era un tipo alto, moreno y con gafas, trajeado y con el pelo corto. Exactamente como todos los profesores de aquel campus...

Aparqué cerca de la entrada por lo que pudiera pasar, nunca me fiaba de estas entregas. Entré mochila al hombro. Busque la puerta de la cafetería donde me tenía que encontrar con él. Estuve esperando un rato pero nadie aparecía, me senté en el suelo y jugué con el móvil hasta una sombra me tapó la visión. Miré para arriba y allí estaba él, aunque no era como yo esperaba.

-¿Lute?- No podía ser el chaval con el que me habían citado.

-¿Moka? ¿Qué haces aquí? Pensaba que trabajabas por las mañanas como camarera- Estaba tan
extrañado como yo pero a él se le veía más feliz.

- Por casualidad tú no habrás quedado con un tal Cook ¿verdad?- Me levanté inmediatamente

-mmm No ¿Por qué?

-¿Max? ¿Danny?- Seguí preguntando para asegurarme

-No y no. ¿Qué pasa, Moka? - Su expresión cambiaba de feliz a curioso.

-Mejor. Nada, pero me harías un favor si te fueras.- Intentaba no mirarlo a él y mirar por encima de su hombro a ver si veía al tipo con el que realmente había quedado.

-¿Estás molesta por lo de ayer? Verás quería explicarte... no sé..-Le interrumpí.

-No, Lute, no estoy molesta, pero por favor, vete, ya hablamos.- Necesitaba que se fuera, si Jairo me ve con alguien más no iba a arriesgarse y era demasiado dinero.

-Pero por qué, ¿qué pasa?- Miró hacia atrás buscando lo que yo buscaba.

Entonces vi al hombre que me habían descrito, pero en cuanto me vio  y vio que no estaba sola dio media vuelta. Yo cogí la maleta y salí detrás de él dejando a Lute solo.

Ya estaba a punto de alcanzarlo cuando paró.

-¿Jairo? Soy Mok...-No pude terminar la frase. Dos hombres me agarraron cada uno de un brazo. Los miré asustada e intenté soltarme pero me fue imposible.

lunes, 1 de abril de 2013

Capitulo 6


Me desperté por los ruidos de mis compañeros de piso. Eran las 9 de la mañana ¿cómo pude quedarme dormido y haber deado a Moka sola? Normal que se fuera. Yo seguía en el sofá, me dolía la cabeza y me molestaba el sol. Bienvenida rutina un placer tenerte de vuelta.

Me puse los pantalones y me levanté para hacerme un café. Abel y Adri también estaban despiertos.

-Buenos días Bella Durmiente.- Me dijo Adri riéndose.

-Qué te den. ¿Dónde os metisteis ayer?

-Nos encontramos a tu nueva amiga y decidimos que era mejor dar una vuelta y dejaros solo. ¿Qué pasó?- Abel cogió las cosas de su desayuno y se sentó en el comedor. Adri y yo hicimos lo mismo.

-Nada, hablamos.- No tenía intención de mentirles, sabían perfectamente lo que había pasado entre Moka y yo pero quería regodearme un poco, eso no le pasaba a uno todos los días.

-Ya, claro, y por eso cuando llegamos tú estabas con tus súper calzoncillos blancos tirado en el sofá y la mesa llena de cervezas.

-Pues entonces para qué preguntáis. Vino, estuvimos hablando un rato, bebimos cervezas y nos acostamos.

-¿Conoces a un tía por la mañana y por la tarde aparece en tu casa para acostarse contigo?- Parecía que Adri no se fiaba mucho.

-Soy un Don Juan.

-Lo que eres es un cabrón.- Me dijo Abel riendo.-Cuenta, ¿Cómo fue?

-Increíble, menuda chica, se le ve menudita pero después nada de nada, pero la cagué.

-¿Qué hiciste idiota?- Preguntó Adri con la boca llena.- Para una tía que te ve atractivo. ¿Seguro que no iba drogada?

-Já, já. No, no iba drogada, pero cuando terminamos bebimos una cerveza más y me quedé dormido con
Moka aún en casa. Me he despertado cuando habéis llegado.

-Rectifico, no eres un cabrón, eres capullo. ¿Cómo se te ocurre?

-Aún estaba de resaca, no sé. Creo que no la voy a volver a ver.

-Bueno, se queda para el recuerdo.- Adri estaba indiferente.

-Pero yo quiero volverla a ver, está buena, es guapa y le parezco guapo.

En ese momento se abrió la puerta del piso, eran Adrés y su novia, Ali. La soportaba a ratos, era la típica chica alta, tetona, rubia y tonta, muy tonta, además de su voz de pito. La chica tenía todo lo que a Andrés le gustaba: idiotez, flexibilidad y dinero, mucho dinero.

-¡Buenos días, chicos!- Se oyó nada mas que entraron.- ¿De qué hablas  mmm Desayuno ¿Eso es café? Hola Abel, Adri, Lute tienes mala cara ¿mala noche?.- Se me olvidó, no se callaba en ningún momento, no terminaba una frase y ya había empezado la siguiente y siempre nos daba un beso en la frente cuando nos veía.

-¿Qué pasa?- Andrés era más pasota, reservado, no tenía nada nunca que añadir.

-Buenos días, que de ánimos tan temprano. Hablamos de que ayer Lute pilló pero el muy idiota se quedó dormido.

-Idiota.- Lo que yo diga, Andrés era escaso de palabras.

-¡Eso no se hace! Eres un mal amante, Lute. ¿Fue con una tal Moka?- Y Ali siempre tenía algo que decir.

-¡Sí! ¿Cómo lo sabes?- Todos nos quedamos algo sorprendido.

-Donde las llaves había este post-it para ti. No la entiendo ¿La dejas de esa manera y se preocupa en avisarte de que se ha ido?- La cotilla de Ali tenía en las manos un papelito que por lo visto era de Moka, se lo quité enseguida.

-Me lo podías haber dado antes.-Dije cabreado mientras lo leía

-Tranquilo, no se va a deshacer- Abel soltó una de sus gracias.- ¿Qué pone?

-Nada que os interese.

-Ya le está dando calabazas, trae anda.- Adri me quitó el papel de las manos y lo comenzó a leer en voz alta con voz de niña repelente.- Lute, me lo he pasado muy bien esta tarde, pero siento que te hayas aburrido tanto....

-Tío, no me jodas, dame el puto papel.- quise interrumpirlo pero se subió al sofá para saltarlo y seguir leyéndolo a gritos por el salón.

-...Como para dormirte...-todos se empezaron a reír y yo me estaba cabreando.

-Adri, te la estás jugando.

-...Pero no tepreocupes, la próxima vez será mejor, te dejo mi número, un besito.- Y ahí fue cuando nadie pudo dejar de reír.- Un besito... qué linda- Le quité el papel y lo guardé en mi cuarto, cuando volví aún se reían.

- Si quieres te doy yo el beso, guapo- Empezó a decir Abal mientras se acercaba a mi con morritos.

-Iros a la mierda. A ti lo que te pasa es que estás muy necesitado y tienes envidia.

-Sí, siempre he envidiado la capacidad de dormirse en cualquier lugar de cualquier manera.

-No seáis más idiotas, Lute ya tiene suficiente.- Andrés puso algo de calma, aunque más calmado de lo que él estaba era imposible.

Terminamos de desayunar y nos tiramos en el sofá de malas maneras a ver la tele, no había mucha conversación. La novia de Adri, Rocio, llamó y se fue con Ali de compras mientras él y Abel se metía en el cuarto a jugar a la play. Al final solo quedmaos Andrés y yo, era normal que no hubiera mucha conversación.

-¿Qué piensas hacer, tío?- Preguntó sin moverse mucho de su postura.

-No lo sé, ¿debería llamarla o espero unos días?

-Tío, yo ví a la chica, si esperas mucho, no va a durar mucho, haz lo que quieras pero piensa que se acostó contigo cuando te conoció, ¿crees que se va a quedar esperando una llamada de un idiota que se durmió pudiendo tener a 2000 mejores con solo sonreír?- El cabrón de Andrés no solía hablar mucho,decía que para hablar y decir gilipolleces mejor no se habla, pero cuando lo hacía era porque estaba seguro y siempre tenía razón.

-Esta tarde la llamo y quedo con ella, a lo mejor ahora está dormida, o trabajando, me dijo que trabajaba en, mierda no me acuerdo.

-Problemas de el alcohol.

-Supongo.

Me dio una palmada en la espalda y se volvió a acabar la conversación.

Al cabo de un rato decidí que era hora de hacer algo productivo con mi vida, ir a la universidad para variar un poco y entrar en las clases, por una vez, no solo quedarme en el césped fumando y bebiendo cerveza con estos dos, Abel y Adri obviamente.

-Tío voy a vestirme, hoy voy a clases, gracias.- Le devolví la palmada al levantarme del sofá, pero él solo hizo un gesto con la mano.

Entré en el cuarto y me vestí, no puse mucho esmero, vaqueros, bambas y sudadera. Era lo mejor de ser hombre, no había que preocuparse por la ropa.

-Hasta luego- Me despedí de los dos cafres que había en el cuarto jugando al FIFA.

-¿Dónde vas?

-A la universidad.

-Espera que voy contigo-Adri guardó la partida y cerró cosa y a Abel no le gustó nada y que a mi me extrañó mucho.

-¡PERO QUÉ HACES! ¡SI TE IBA GANANDO!- Se cabreó, pero se cabió para venirse.

-¿Cómo que venis?

-Es primavera tío, faldas cortas, camisetas de tirantes, sangre alterada, chicas deseando que alguien les diga lo bien que le sienta la operación bikini ¿Cómo no vamos a ir?- Abel... otro cabrón que siempre llevaba la razón.

-Pero tú tienes novia.

-Pero no soy ciego ¿Qué te crees que ella no mira a todos los tíos cuando va al gimnasio?

-A mi no me des explicaciones yo solo te lo he recordado. Pues venga.

Salimos de la casa, Andrés se ofreció a llevarnos en coche, tenía un Audi negro que le había regalado la novia por los seis meses o algo así, era una pasada de coche, tenía hasta los asientos de cuero.
Nada más llegar, todas las esperanzas de Abel se cayeron al suelo. Las chicas seguían con sus pantalones largos, sus sudaderas y sus botines. Excepto ella, ella también llevaba una bufanda a rayas.

domingo, 3 de marzo de 2013

Capitulo 5


El bar estaba bastante lejos de aquel piso, bueno estaba lejos de cualquier sitio de la ciudad, en un polígono industrial de las afueras. Era un bar de alterne, uno de los muchos que pertenecían a Cook. Se llamaba Dimensions, aún no sé por qué le puso ese nombre, pero me gustaba.

Llegué más tarde de las 10 y había quedado con él a las 9 y media, pero no sabía que mi encuentro con Lute iba a durar tanto. El plan era entrar, dormirlo, esconder la droga e irme. No sabía como iba a explicarle mi tardanza.
Entré en aquel sitio, era como mi casa prácticamente. Me gustaba, tenía unos rótulos luminosos encima de la puerta de hierro donde se podía leer el nombre. Los dos porteros me abrieron la puerta nada más que me vieron. Por dentro era como retroceder en el tiempo. Tenía el aspecto de un cabaret del París de los años 20, como mudarse al Moulin Rouge pero en la actualidad. Era lo que más me gustaba del sitio.

Para llegar al despacho y zona privada del local donde me esperaba Cook, tenía que atravesar todo el club hasta la parte de al lado del escenario. Había una puerta al lado de los camerinos de las bailarinas y las stripers, ese era su despacho.

Entré y allí estaba él, fumando puros, como siempre, y bebiendo whisky  como siempre. Acompañado por dos hombres más, era sus chicos de más confianza, él decía que Danny, un chico alto moreno con el pelo rizado que sacó de un centro de menores el mismo año que me sacó a mi de la calle, y Max, era algo más bajito que Danny peor era el mayor de los tres, no sé desde cuando está metido en los líos de Cook, pero desde hace más de 5 años seguro. Los 4 hacíamos un gran equipo, éramos como una familia, una mala familia, pero era lo único que teníamos y no me quejaba.

Estaba con una de las bailarinas que bailaba para ellos mientras hacían cuentas, la mesa estaba repleta de billetes y drogas. Entré con la cabeza algo baja.

-Hola chicos.- Nada más hablar la bailarina paró y salió del despacho llevándose un par de billetes de 50.

-Llegas muy tarde Moka, ¿qué ha pasado?- Se le notaba cabreado porque Cook no me miró mientras hablaba solo se limitaba a pasar billetes.

-Cuando llegué los amigos estaban allí y tuve que echarlos y después él se despertó así que tuve que hacer un poco el papel hasta que lo volví a dormir, lo siento Cook. Pero lo he escondido todo en un sitio donde no lo encontrará y me he asegurado de poder recuperarla en cuanto queramos. - Saqué del bolso una llave del piso que cogí al salir de la entrada, sabía que eso le iba a gustar y tal vez me perdonaría por mi tardanza.

-Por eso eres mi chica, ven aquí anda.- Retiró un poco la silla para que yo cupiese sentada en sus rodillas.

Me senté encima suya y le di un beso. Una de sus manos subía por mi muslo y la otra me ofrecía una raya de coca como recompensa que no dude en aceptar.

-Danny ¿por qué no le pones un vaso de whisky a Moka y así le vamos contando la noticia?-Le dijo a Dan apagando su puro.- ¿Te parece nena?

-Claro ¿Qué noticia? ¿Qué pasa?- Danny me trajo el whisky y ambos se quedaron mirando a Max- ¿Max?

-Vamos a cerrar el Dimensions.- No entendía por qué me daban esa noticia tan alegres. El Dimensions era nuestro hogar, nuestra máquina de hacer dinero, nuestro escondite.

-¡¿Qué!? ¡¿Por qué?!- Pregunté sorprendida. -¿Para siempre?

-No tranquila - Max me seguía explicando mientras Cook me tiraba de su regazo para enseñarme unos papeles que tenía Danny.- Será solo a los ojos de policías e inspectores.

-Como sabes nena, la policía nos tiene demasiado vigilados pero, como somos tan buenos, no han conseguido aún nada para incriminarnos.- Continuó  Cook.

Max recogió todo lo que había sobre la mesa así que me puse a ayudarle y de paso guardarme un par de pastillas sin que me vieran.

-Dame eso.- Cook siempre me pillaba. M cogió fuerte de la muñeca y me levantó el brazo para que abriera la muñeca.-¡Esto Moka! ¡Dámelo! ¡A caso no te doy suficientes!

-Perdón.-Yo agaché la cabeza y abrí la mano.

-Ven aquí anda, tienes que controlarte Moka.- Me arrimó a él y me dio un beso en la frente.- Mira, esto es lo que tenemos preparado.

Danny extendió lo que parecían los planos del local sobre la mesa del despacho. Y los tres empezaron a señalar partes del plano mientras me explicaban.

-Mira, todo esto es el local, el escenario, la barra, los camerinos..-Empezó Danny

-Y esto,- Max sacó otro papel con un dibujo muy parecido- es el sótano.

-¿Tenemos sótano?

-Eso parece, lo descubrimos ayer por casualidad, así que como la policía nos pisa los talones vamos a deshacernos de todo el local, un accidente, un incendio. Y lo pondremos de nuevo en el sótano.

-¿Y todos los clientes?

-Será más privado y, por lo tanto, más caro. No perderemos dinero y tendremos un sitio más seguro para la venta de nuestras, digamos vitaminas. ¿Qué te parece nena?-Finalizó Cook

-Así podremos recuperar todo lo que hemos escondido en las diferentes casas y no nos arriesgamos a perderlo.

-Exacto.- Dijo Danny  mientras guardaba los planos.

-Me encanta la idea. ¿Cuándo se pone en marcha el plan?

-La noche del martes al miércoles.-  Me contestó Cook antes de besarme.

Era la noche del domingo al lunes.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Capitulo 4

Podía notar como la pastilla que le había metido en la cerveza le iba haciendo efecto y se quedaba dormido. Qué fácil de drogar era este chico.

Esperé a que estuviera completamente dormido y me aseguré moviéndolo un par de veces, cuando ya no hacía ruido lo dejé echado en el sofá y me puse a registrar la casa. Necesitaba encontrar un sitio donde guardar toda la mercancía que traía en el bolso, que no era poca.

Supe que Lute iba a ser la víctima perfecta en cuanto lo vi con sus amigos intentando vacilar esta mañana. Fue muy fácil, tanto como averiguar su casa y echar a sus compañeros de piso.

Cuando Cook me propuso este nuevo trabajo al principio me pareció extraño. Antes solo había trabajado para él y la banda como estafadora o chica de compañía, pero se veía que él cada vez confiaba más en mi y no era para menos, me había esforzado mucho en ser su chica de confianza, bueno en ser su chica. A él se lo debía todo desde el momento que me sacó de la calle. Gracias a él tenía un sitio donde dormir, una familia, alguien que me quería y podía me conseguía droga a cambio de mis trabajos.

Puede que a Cook a veces se le fuera al cabeza pero trabajar como traficante era muy estresante, era comprensible y más cuando teníamos a la policía tan cerca como desde hace un par de semanas. Nunca lo había visto tan preocupado en los 4 años que llevaba con él, por eso necesitábamos encontrar algunas cabeza de turco a la que manipular sin que se enterase para poder guardar parte de la droga e ir deshaciéndonos de ella poco a poco y vaciar el piso de Cook. Lute era parte de ese plan y un par de chicos más, para cada uno yo era alguien diferente, pero siempre Moka.

Después de registrar todo el salón y no encontrar ningún sitio donde pudiera esconder las bolsas sin que las encontraran me fui a lo que supuse que era su cuarto. Lo registré entero hasta que me di cuenta de que el suelo era de madera, busqué por la cocina algo con lo que hacer palanca para levantarlas. Me aseguré de no hacer mucho ruido aunque sabía que esas pastillas lo dejarían dormido por lo menos hasta la mañana siguiente.

Levanté algunas tablas del suelo y guardé las 4 bolsas de cocaína que había traído. Volví a cerrarlo, me terminé de vestir. Había quedado con Cook en el bar en media hora y ya iba algo tarde. Cook odiaba que llegara tarde y yo odiaba cabrearle.

Le dejé una nota a Lute y fui a ver a Cook. No quería tener problemas, otra vez.

domingo, 24 de febrero de 2013

Capitulo 3

-¿Me has seguido?

-No, tranquilo, no soy un ladrona ni nada de eso. Iba camino de mi piso y reconocí a tus amigos saliendo del tuyo y, bueno, decidí hacerte una visita para saber como llevabas la resaca.- Su voz no sonaba igual que en la cafetería, estaba como cortada, no dejaba de mirar a todos lados, sobretodo al suelo.

-¿Dónde está la chica segura de la cafetería?

-¿Dónde está el chico cortés de la cafetería?- Por fin me miró, su cabeza seguía baja pero sus ojos miraban  los míos.

-Perdona, ¿ Quieres algo?- Entré en la cocina para hacerme algo de café, o abrirme una cerveza, dicen que lo mejor para la resaca es beber de nuevo aquello que bebiste por última vez, y lo último que yo bebí fue
una cerveza, por lo menos que yo recuerde.

-No sé ¿a qué me invitas?- Se apoyó con los codos en la encimera haciendo que no pudiera mirarla a los ojos. Seguía jugando con la taza, era una que tenía de cuando vivía con mis padres, era blanca con todos los súper-héroes de Marvel pintados. Todos tenemos un lado friki ¿vale?
Saqué dos cervezas del frigorífico y le di una a ella.

-¿No has tenido suficiente alcohol?- Me dijo dado el primer trago.

-Nunca es suficiente, cariño.

-Eres gracioso.- Se rió, no entendía por qué, pero me daba igual, me gustaba su risa, era entrecortada.

-Sí tú lo dices. ¿Te gusta la taza?- Le pregunté saliendo de la cocina y poniéndome a su lado.

-Sí, vestido esta mañana con ese traje tan elegante no te imaginaba con una taza de súper-héroes.- Se quitó de mi lado y fue al sofá. Su movimiento de caderas me hipnotiza hasta hacerme resoplar.

-Es lo que tienen las primeras impresiones, no puedes fiarte de ellas, además, ¿cómo sabes que es mía?.-Le contesté sentándome a su lado en el sofá.  Tenía las piernas tan delgadas que aunque las tenía cruzadas no había sitio para la grasa.

-En un lado de la taza pone "para Lute".- Era verdad, la taza estaba dedicada, se me había olvidado, no pude evitar reírme.- ¿Cuál fue tu primera impresión sobre mí?-   Dejó de mirar la tele para mirarme, bebiendo de su cerveza con los ojos abiertos esperando mi respuesta.

-¿De verdad lo quieres saber? Puede que te duela oírlo.- Sí, eran unas tácticas de ligue muy débiles pero no se me ocurría nada más que hacer, me había pillado de improvisto que se presentara en mi casa.

-No creo, si tu primera impresión hubiera sido muy mala ya me habrías echado de tu casa ¿no?-Era lista y muy espabilada, quizás demasiado, así sería más difícil ligar con ella, estaba acostumbrado a chicas más tontas.

-Bueno, a lo mejor te estoy dando una segunda oportunidad.- En realidad estaba buscando la oportunidad de besarla.

-Déjate de tonterías. Contéstame ¿no?- Se acercó hasta la mesita que teníamos entre el sofá y la tele y soltó la cerveza. Su cara ahora estaba en frente de la mía y sus manos, que parecían de porcelana, se posaban nerviosas sobre sus flacuchas rodillas.

-La verdad es que lo primero que pensé es "vaya tía más guapa" por eso me acerqué a hablar contigo, bueno por eso y porque mis amigos me estaban diciendo que no tenía huevos de conseguir tu número.

-Gracias. Pues tus amigos tenían razón.

-¿En qué?

-No conseguiste mi número.

-Puede que no consiguiera tu número, pero he conseguido que vinieras a hacerme una visita a mi casa, creo que me compensa.

-¿Tú crees?-  Empezó a acercarse un poco más a mi, mis ojos miraban sus labios mientras los suyos dibujaban una sonrisa. Estábamos casi tocándonos las frentes.-y ¿Por qué te quedaste a hablar conmigo?- Su voz bajó un par de tonos, parecía susurrar pero no llegaba a hacerlo.

-Me pareciste una chica demasiado interesante como para no aprovechar la oportunidad.- Mi voz se igualó a la suya. Ella dejó de mirarme los labios para centrarse en mis ojos obligándome a hacer lo mismo aunque no quisiera.

Cerré mis ojos y la besé. Ya no podía resistirme y me había dado las señas de que ella también quería que esto pasara.

Dejé que mi mano sujetara su nuca y que jugara con su pelo liso. Ella me rodeó con sus brazos el cuello y se dejó llevar por mis intenciones.

La dejé caer en el sofá quedando yo encima de ella pero solo dejándonos de besar cuando le quité la camiseta. Sus piernas quedaban a cada lado de mis caderas  y sus manos se agarraban a mi espalda. No se me hizo difícil deshacerme de su sujetador. Su cuerpo era tan delgado como me imaginaba, pero no se le llegaban a notar las costillas. Me apreté contra sus grandes pechos mientras ella me quitaba los pantalones que acabaron junto a su ropa. Yo quise ir besando su cuerpo para llegar hasta el botón de los suyos pero me topé con su bufanda de rayas que me impedía continuar por su cuello. Fui a deshacerme de ella.

-Espera Lute.- Agarró con las manos la bufanda para que no se la quitara.

-¿Qué pasa?- Me quedé mirándola extrañado con las manos apuyadas a cada lado de su cabeza para poder sujetar mi cuerpo.

-No me quites la bufanda, por favor.- Había chicas que me habían pedido que no les quitara el sujetador o directamente la camiseta pero ¿una bufanda? no lo entendía.

-¿En serio? ¿Por qué? Es que así no puedo continuar bajando por aquí.- Con mi dedo índice fui acariciando sus labios, su mejilla y luego me acerqué a su cuello rozándolo entre la bufanda y la piel. Yo Tenía una media sonrisa y ella los ojos cerrados.

-Da igual, no me gusta que me besen el cuello, si no lo entiendes mejor lo dejamos, aunque creo que sería una pena. -Cuando continué jugando con su bufanda los abrió rápidamente y se incorporó un poco quedando mas cerca de mi, sus manos me quitaban los bóxer de la misma manera que yo intenté quitarle la
bufanda. Decidí dejarla.

Volví a centrarme en su boca, me salté el cuello y acabé en sus pechos. Mis manos los agarraban con suavidad.

Seguí el recorrido de su ombligo besando su vientre, mis uñas hacían lineas paralelas por su cuerpo, mi lengua jugaba con ella y sus dedos jugaban con mi pelo. Sus ojos negros se volvían blanco, mis manos podían fundirse con sus delgados muslos que ardían hasta que se derritió en mi para poder hacerla mía por completo.

Volví hasta sus labios con rapidez sin separarme de su cuerpo, era mía y le gustaba.  Sus brazos me rodeaban igual que los míos a ella. Se incorporó dejándonos sentados y luego me empujó para que fuera yo el que estuviera tumbado y ella encima de mi. Sabía lo que hacía, se le notaba, me imaginaba su movimiento cuando la veía mover as caderas al andar pero  no pensé que sería tan salvaje.

Sujetaba sus nalgas con mis dos nabas, aunque solo una de ellas estaba encima de mi pecho, la otra volvía a jugar con mi pelo, le gustaba hacer eso y a mi me encantaba que lo hiciera.

Su respiración cada vez era más acelerada, ella se acercaba a mis labios para que pudiera notarla pero no me dejaba besarla y eso hacía yo que me aceleraba mucho más.

Terminamos extasiados. Ella quedó sobre mi durante un rato hasta que se levantó y se ofreció a traerme una cerveza mientras yo encendía un cigarro para cada uno. Se sentó a mi lado y cambiamos los vicios. Yo bebía mientras ella se vestía, pero conforme me terminaba la cerveza me iba quedando dormido.

viernes, 22 de febrero de 2013

Capitulo 2


Seguí bebiendo mi café con su extraño sabor amargo y a la vez dulce, era raro, mientras, intentaba contactar con mis amigos a ver dónde habían ido sin mi pero al ver que no daban señales de vida supuse que ya estarían todos más que dormidos en el piso.

Vivíamos juntos, todo un piso de 3 estudiantes, todo un caos y un desastre, era una locura, pero eran mis amigos y nos aguantábamos, es más se podía decir que nos gustaba aquel desorden continuo.

Me levanté a pagar pero el camarero me dijo que Moka ya se había encargado de eso. Si me hubiera dado su número o alguna manera de contactar con ella hubiera sido la excusa perfecta para volver a verla, pero no.

Fui a casa con la imagen de aquella chica en la cabeza y con un mareo demasiado considerable encima, parecía que aquel café en vez de despejarme me había nublado aún más la vista.

El piso no estaba a más de 20 eternos y cansinos minutos de aquella cafetería, aunque estaba en un estado que no sabía se iba a poder llegar, cada vez me sentía peor y no le encontraba una explicación, esto no era un simple resaca.

Apoyándome en todo lo que me iba encontrando fui subiendo las escaleras del piso, estuve apunto de caerme en la primera y segunda planta, vivía en la segunda. La chaqueta me empezaba a sobrar, me estaba agobiando, necesitaba agua casi tanto como el oxígeno, que también me estaba empezando a faltar.

Abrí la puerta después de tres intentos y dos caídas de llaves. Solo quería mi cama, una garrafa de agua y una ducha no me hubiera venido mal, pero no sería capaz de entrar en la bañera. Me metí directamente en la cama.

Podrían ser perfectamente las nueve y media de la mañana cuando me quedé dormido en aquella atracción de feria que se había convertido mi cuarto. No soñé con ella, bueno no soñé con nada, o al menos no recuerdo haberlo hecho.

Eran las 8 de la tarde de un domingo demasiado corto para mi gusto cuando me levanté.

En aquel pisó que compartía con los 3 desesperados de mis amigos, había sólo tres dormitorios, por lo que ami me tocaba compartir el mío con Abel porque éramos los dos que no teníamos novia y bueno, ya os podéis imaginar la necesidad de los otros tener cuarto propio.

Me extrañó levantare y no verlo en la otra cama pero supuse que al haberse ellos acostado antes también se habrían levantado antes. Fui a el baño que teníamos en frente de mi habitación, había otro al final del pasillo en frente de la de Adri y Andrés. La cabeza me iba a explotar, solo quería ducharme con agua bien fría y despejarme un poco de todos los flashes que me venían de la noche anterior.

Salí de la ducha algo más relajado y con la mente más clara. Era raro no oír la tele, ni a estos tres discutir, como siempre. Cuando llegué al salón entendí por qué. No estaban en casa, en vez de a ellos encontré algo mucho mejor y, para que engañarnos, muy desconcertante. La encontré a ella, de pie, en frente de la barra de la cocina, tocando las tazas con delicadeza.

-¿Moka?- Podía esperarme cualquier cosa, pero verla allí en mi casa, después de la forma en la que esta mañana se había ido de aquella cafetería, eso jamás me lo hubiera esperado. 

-Buenas tardes, dormilón.- Estaba sonriente. La cara se le iluminaba y sus rosados coloretes resaltaban un poco más en su blanca piel. El pelo largo y marrón le hacía ondas por culpa de su bufanda de rayas, bufanda que contradecía su camiseta de tirantas pero no a sus pantalones altos de pitillo.

jueves, 21 de febrero de 2013

Capitulo 1


Ella era como un café frío por la mañana después de una noche de fiesta ese que está asqueroso y que siempre te prometes que no vas a tener que volver a tomar porque nunca te vas a volver a levantar tan mal pero que siempre vuelves a tomar porque cada fin de semana vuelves a caer y lo vuelves a necesitar para continuar. Así era ella, como una droga que necesitabas cada vez que sentías que no podías continuar, podías cometer locuras, excesos y no pasaba nada porque sabías que a la mañana siguiente, ella, iba a estar ahí tan amarga y fría, como el café.

La conocí un domingo, yo salía de fiesta, no podía ser de otro modo, y ella estaba desayunando en el bar donde me paré con mis amigos para terminar de eliminar el alcohol que aún quedaba en nuestros cuerpos. 

Estaba sola y, a pesar de que no hacía frío, llevaba una bufanda a rayas al rededor del cuello.

Cuando son las 8 de la mañana de un domingo, vas con tus amigos, aún borrachos, y ves a una chica tan guapa, como lo era ella, sola, sentada en un bar sólo hay una cosa que puedas hacer, intentar ligártela.


-Hola, soy Lute. - Me fui hasta su mesa como pude y me presenté.Le estiré la mano porque no estaba muy en condiciones para darle dos besos, pero ella ni se inmutó.


-Moka.- No levantó la vista de su café pero su voz fue tan cortante y seca que me dió la necesidad de conocerla.


-¿En serio? ¿Moka? ¿Y dónde está capuchino?


No fue un buen chiste, lo reconozco, ni muy oportuno, es cierto, pero juro que a la media botella de ginebra que aún llevaba encima le pareció lo más indicado. Al contrario que a ella, claro. No dijo nada, ni me miró, ni se movió, siguió con su desayuno como si yo fuera un mero fantasma o ni siquiera estuviera allí. A los pocos segundo me di cuenta de la idiotez que acababa de soltar así que intenté rectificar.


-Perdón, aún estoy algo perjudicado de esta noche ¿Puedo sentarme y acompañarte en tu desayuno? Creo que necesito un café frío.- Y en ese momento, después de mencionar aquellas palabras, por fin me miró.


-Moka no es mi nombre, así es como me llaman mis amigos porque es el tipo de café que siempre me pido para aliviar mi resaca.-  Levantó la cabeza, me miró y sonrió.


Puede que lo hiciera al ver mis pintas o porque le gustaba la situación, no me importaba, lo hizo y tenía una sonrisa preciosa. Como ella. Era una de esas chicas a las que no te importaría llevarte el viernes tras una fiesta y repetir el sábado. Puede que no sea la comparación más hermosa ni romántica de mundo pero no podéis pedir más de un chico como yo y de una primera impresión, no por lo menos hasta que la conociera más. Cosa que haría que me arrepintiera de haberme sentado aquella mañana a su lado.


-Puede que yo necesitaré  un poco de aquí a un rato. - Le devolví la sonrisa, bueno, en realidad, no se me había quitado desde que fui a saludarla.


Mis amigos me miraban incrédulos desde el unos pasos más allá de donde estábamos, se reían y comentaban la situación. Les hice un gesto para que se fueran y Moka se dio cuenta de su presencia pero en vez de decir algo acompañó a mi geste invitando también a mis amigos a irse.


-Así que estás de resaca ¿No? -Le pregunté sentándome.


-No, no es café, es solo té. -Me dijo enseñándome el contenido de la taza.- Pero por lo que empiezas a cerrar los ojos deduzco que tú sí.


-No me vendría mal.- La verdad es que la cabeza comenzaba a dolerme y el sol se convertía en algo más que en una simple molestia.


Moka se levantó y se acercó a la barra, me trajo un café que estaba bastante bueno. Era algo fuerte pero con un poco de sacarina daba gusto.


-A ver si lo adivino ¿Moka? -Dije bebiendo. Levantó su taza como si me brindara y bebió sin contestar. Me lo tomé como un sí.


No había mucha conversación pero yo necesitaba saber algo más de ella.


-Entonces ¿Anoche no saliste?


-No, trabajaba.


-¿De qué trabajas?


-Estafadora, traficante, asesina... lo que me pille, aunque anoche me tocó de camarera.- Bromeó.


-Oh...Camarera...Que mal rollo...-Dije intentando seguirla la broma.


Estaba claro que mi humor no le hacía gracia.


-Lute, ha sido un placer hablar contigo, pero tengo que irme.-Dejó la taza sobre la mesa.-Nos volveremos a 

ver.

-No sé, tal vez si me das tu número o algo.


-No era una pregunta. Hasta pronto.- Sonrió y se fue.


No podía quitar mi vista de ella mientras se marchaba. 


Tenía algo. A pesar de que fuera cortante, distante, era enigmática, algo fría, segura de sí misma. No parecía una buena chica, una buena compañía.


 Necesitaba volver a verla.