Seguí bebiendo mi café con su extraño sabor amargo y a la vez dulce, era raro, mientras, intentaba contactar con mis amigos a ver dónde habían ido sin mi pero al ver que no daban señales de vida supuse que ya estarían todos más que dormidos en el piso.
Vivíamos juntos, todo un piso de 3 estudiantes, todo un caos y un desastre, era una locura, pero eran mis amigos y nos aguantábamos, es más se podía decir que nos gustaba aquel desorden continuo.
Me levanté a pagar pero el camarero me dijo que Moka ya se había encargado de eso. Si me hubiera dado su número o alguna manera de contactar con ella hubiera sido la excusa perfecta para volver a verla, pero no.
Fui a casa con la imagen de aquella chica en la cabeza y con un mareo demasiado considerable encima, parecía que aquel café en vez de despejarme me había nublado aún más la vista.
El piso no estaba a más de 20 eternos y cansinos minutos de aquella cafetería, aunque estaba en un estado que no sabía se iba a poder llegar, cada vez me sentía peor y no le encontraba una explicación, esto no era un simple resaca.
Apoyándome en todo lo que me iba encontrando fui subiendo las escaleras del piso, estuve apunto de caerme en la primera y segunda planta, vivía en la segunda. La chaqueta me empezaba a sobrar, me estaba agobiando, necesitaba agua casi tanto como el oxígeno, que también me estaba empezando a faltar.
Abrí la puerta después de tres intentos y dos caídas de llaves. Solo quería mi cama, una garrafa de agua y una ducha no me hubiera venido mal, pero no sería capaz de entrar en la bañera. Me metí directamente en la cama.
Podrían ser perfectamente las nueve y media de la mañana cuando me quedé dormido en aquella atracción de feria que se había convertido mi cuarto. No soñé con ella, bueno no soñé con nada, o al menos no recuerdo haberlo hecho.
Eran las 8 de la tarde de un domingo demasiado corto para mi gusto cuando me levanté.
En aquel pisó que compartía con los 3 desesperados de mis amigos, había sólo tres dormitorios, por lo que ami me tocaba compartir el mío con Abel porque éramos los dos que no teníamos novia y bueno, ya os podéis imaginar la necesidad de los otros tener cuarto propio.
Me extrañó levantare y no verlo en la otra cama pero supuse que al haberse ellos acostado antes también se habrían levantado antes. Fui a el baño que teníamos en frente de mi habitación, había otro al final del pasillo en frente de la de Adri y Andrés. La cabeza me iba a explotar, solo quería ducharme con agua bien fría y despejarme un poco de todos los flashes que me venían de la noche anterior.
Salí de la ducha algo más relajado y con la mente más clara. Era raro no oír la tele, ni a estos tres discutir, como siempre. Cuando llegué al salón entendí por qué. No estaban en casa, en vez de a ellos encontré algo mucho mejor y, para que engañarnos, muy desconcertante. La encontré a ella, de pie, en frente de la barra de la cocina, tocando las tazas con delicadeza.
-¿Moka?- Podía esperarme cualquier cosa, pero verla allí en mi casa, después de la forma en la que esta mañana se había ido de aquella cafetería, eso jamás me lo hubiera esperado.
-Buenas tardes, dormilón.- Estaba sonriente. La cara se le iluminaba y sus rosados coloretes resaltaban un poco más en su blanca piel. El pelo largo y marrón le hacía ondas por culpa de su bufanda de rayas, bufanda que contradecía su camiseta de tirantas pero no a sus pantalones altos de pitillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario